Capítulo 17: ¿Feliz de nuevo?


Llevaba toda la noche sin quitarse de la cabeza aquella fatídica conversación.
Se sentía engañada pero a la vez sabía que ella no había echo nada para impedirlo.
Había descuidado esa pequeña parte de su cabeza y por un momento creyó que ese sentimiento había desaparecido pero esa conversación le hizo darse cuenta de que para nada del mundo era así.
Su habitación por momentos parecía hacerse más pequeña y la tristeza inundaba su cuerpo.
Cuando quiso darse cuenta llegaba tarde a trabajar.
Para rematar parecía que esa mañana la gente estuviera cabreada con el mundo.
Que si el café está frío, las tostadas están quemadas…
Noa forzando la sonrisa intentaba no amargarse más de lo que estaba.
Faltaban cinco minutos para terminar su turno y solo de pensar que vería a Kevin se le hizo un nudo en el estómago.
¿Le tendría que dar un beso? ¿Dos? ¿Un abrazo?
Cuando lo vio aparecer por la esquina con una gran sonrisa en los labios esa tristeza que le había acompañado casi todo el día se fue por completo.
Kevin tenía un efecto en ella muy fuerte. Le hacía olvidar.
Sin dudar la beso, como si le fuera la vida en ello.
Ella lo abrazó y sintió que el mundo se detenía en sus pies.
Terminaron de besarse y se miraron a los ojos.

-Eres preciosa y besas muy bien.
- Lo mismo digo, habrás practicado mucho.
- Me sale así de bien contigo. Eres una princesa y a las princesas se las besa bien.
- Jajaja que idiota.
- Guapa.
- Bueno… ¿A dónde me vas a llevar?
- ¡Sorpresa!
- ¡Anda ya! No me gustan las sorpresas…
- Pues te van a tener que gustar. Vamos.
Con una mueca de disgusto accedió y juntos fueron hacia donde Kevin tenía pensado.
Por dentro estaba ansiosa por saber de qué se trataba pero por fuera intentaba aparentar que no era así.
Cuando llevaban un buen trozo de camino Kevin paró el coche a un lado y le tapo los ojos a Noa , eso la hizo ponerle más nerviosa aún.
Pasados diez minutos el coche se volvió a parar de nuevo y escuchó como Kevin salía del coche y se disponía a ayudarla a salir.
Tambaleándose y parándose por miedo a chocarse se agarraba cada vez más a él.
Anduvieron un par de minutos que para ella se le hicieron eternos.
De repente sintió como Kevin se colocaba detrás de ella y le susurraba en el oído:

-Esto es para ti por que…
La cinta se deslizo y el atardecer se reflejó en los ojos de Noa que al ver aquello se quedo paralizada.
Estaban en un descampado con las vistas más preciosas que había visto. Habían petalos de distintas flores y rosas por todos los lados y en medio una caja de tamaño mediano tirando a pequeño.
Pensó en cómo podía haber echo eso y dejarlo ahí para ir a buscarla al trabajo y que nada hubiera pasado.
-Es un sitio poco frecuentado. Apenas viene nadie. Tranquila.
Noa no podía pronunciar palabra, sólo lo miraba con los ojos brillantes.
Se acordó de que él no había terminado la frase y quería que la terminase pero se había quedado sin voz.
-Bueno veo que no dices nada, no se si alegrarme o no. ¿Te gusta?
Ella asintió con la cabeza sin dejar de mirarlo.
-Me dejas más tranquilo, a mi estas cosas nunca se me han dado bien, es la primera vez que hago esto.
- Es… Esto es… Increíble… Eh… Eres increíble.
- Te mereces esto y mucho más, por eso quiero que ahora abras esa caja que ves en medio de los petalos.
Sin dudar fue hacia la caja y la cogió.
Al abrirla de poco le da un ataque.
En ella había un colgante de swarovski en forma de corazón de color rojo y un anillo con el corazón más pequeño a juego. Era precioso, delicado, dulce.
Se giró y Kevin parecía un tómate. Por primera vez vio como él tenía vergüenza y eso hizo que una sonrisa se dibujase en su rostro.
Se acercó a él con paso decidido y sin decir palabra él le colocó el colgante y antes de ponerle el pelo otra vez en su sitio le beso en la nuca.
Eso hizo que se le erizara el bello de todo el cuerpo.
Con el regalo puesto en ambos sitios se giró y le beso.
No dudo, se abalanzó sobre él y le beso como nunca había besado a nadie.
La apartó de repente con delicadeza.
-Antes no he terminado la frase y me gustaría hacerlo.
- S… Si…
- Todo esto, las vistas, los árboles, el mar, los edificios, el cielo, los pétalos y este pequeño regalo es para ti, solo para ti, porque te mereces esto y más y porque… Te quiero Noa.
El corazón le dio un vuelvo cuando escucho esas palabras. Que bonita sensación el sentirse querida, respetada y cuidada.
Los dos se quedaron mirándose a los ojos y una lágrima nació en el ojos de Noa y rápidamente se estampo contra el suelo dando comienzo a muchas más.
Al ver eso Kevin la abrazo fuerte, como si la protegiera de algún mal.
Como si fuera su tesoro más valioso, como si quisiera que el tiempo no pasara nunca.
La noche siguió su curso, y Noa se sorprendió al ver que Kevin había traído una lamparita para dar luz a ese oscuro sitio.
Sentados y abrazados miraron como poco a poco se encendían las luces de todo el paisaje, era abrumador, ahí arriba parecían los reyes del mundo.
Cuando ya era tarde, lo suficiente como para irse ya que mañana tenía que madrugar recogieron y se fueron de ese maravilloso lugar.
Apenas se habían besado, sólo habían contemplado abrazados ese bonito paisaje, sin pronunciar palabra, como si todo estuviera hablado y solo bastara el calor de un cuerpo a otro.
Al llegar a casa parecía que estuviera flotando, estaba feliz y no dudo en hacérselo notar a sus padres que juntos se reían de la sonrisa boba que tenía su hija en la cara.
Cenó con ellos mientras comentaba su penoso día en el bar, ridiculizando a los clientes amargados y delicados.
Terminada la cena se despidió y subió a su habitación, iba directa a la cama, no pensaba conectarse hoy, estaba cansada de no haber dormido la noche anterior y deseaba llegar a la cama para tumbarse y con los ojos cerrados repetir esa tarde/noche maravillosa que había pasado con Kevin.
Cuando fue a ponerle la alarma en el teléfono se dio cuenta de que casi en todo el día no le había prestado caso. Al subir al coche lo había puesto en silencio y sin vibración y no se había dado cuenta de que tenía un par de llamadas pedidas y un mensaje.
Las llamadas perdidas eran de su madre, había olvidado decirle que llegaría tarde pero eso ya estaba solucionado.
Al abrir el mensaje su cara pasó de ser feliz a ser seria.
Era Leon, en el mensaje ponía:
“Tenemos que hablar, es urgente.”
Noa pensó que sería cualquier cosa de su “amiguita” y sin dudarlo borró el mensaje sin dar a su mente oportunidad de pensar en algo más, en si sería algo referente a ella o no.
Puso la alarma y se tumbó en su cama agarrando su nuevo colgante en forma de corazón, apartando a Leon y su mensaje de sus pensamientos y a dormir mientras en su mente se repetía todo el rato el rostro de Kevin diciéndole que la quería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario